jueves, 10 de abril de 2008

Jueves de Feria



Hoy es jueves de Feria.
Hoy es un día mágico en el calendario litúrgico del sevillismo.
Hoy es uno de esos días que relucen como el sol, aunque llueva a mares, y el brillo de la luna se mezcla con las miles de bombillas de la Feria, para celebrar y recordar el gol de un niño de Nervión.
Hace dos Ferias que cambiamos nuestras vidas. Dos Ferias que se acabó la travesía del desierto para llegar al oasis jamás soñado por el sevillismo, el oasis de la gloria más absoluta.
Aun tiemblan los farolillos con el crujido de la grada de la Bombonera. Con el gol del minuto cien del año cien. Con el latigazo zurdo a un balón que se lleno de redes y provocó el mayor éxtasis jamás vivido. Un gol que arrancó las telarañas del sufrimiento y la desesperación.
El gol de la esperanza. El que abrió todas las puertas del delirio. El que hizo derramar muchas lagrimas.
Nunca una feria fue tan Feria. Nunca será la feria tan Feria.
El prodigio se creó y ahí quedará para la posteridad.
Y no estuvo el Rey, ni el Principe… ni falta que hacían. Bastaba la zurda de diamantes de un sevillano, de un sevillista.
Hoy levanto mi copa y brindo por ti, Antonio.
Gracias.
Eternamente gracias.